Bomarzo
(Manuel Mujica Laínez)
Uno de los mejores libros que he leído, en aproximadamente 670 páginas en edición rústica adquirida en Editoriales La Ceiba me costó $2.64 en el 2003, relata la vida de Pier Francesco Orsini, el segundo hijo del Duque de Bomarzo.
Habla de las familias más influyentes de Italia: Médicis, Orsini, Borgia, Farnese, Colonna, Sforza, Strozzi, Gonzaga y de las luchas de poder religioso, económico y político del siglo XVI.
Lo compré porque en la contrapasta decía:
Jorge Luis Borges, al ofrecer la comida con la que se agasajó a Mujica Laínez poco después de la publicación de Bomarzo, le agradeció el bien que con este libro se le hacía a la novela como género literario.
Trata de las rivalidades, los pactos y las alianzas según la vida de Vicino Orsini, un joven noble hijo de un gran condottiero y duque. Pier Francesco Orsini – llamado Vicino- nació con un defecto congénito que le merecía el desprecio y el repudio de su padre pues tenía una giba (joroba) y cierto deje en una pierna que le impedía caminar normalmente. Estas afecciones le hicieron crecer solitario, falto de cariño y acrecentaron en él un odio de orden superior y a lo que yo llamo verdadera frialdad del alma.
Su madre había muerto cuando él era apenas muy pequeño y la única persona que quería era a su abuela. Sus hermanos Girolamo y Maerbale le habían hecho la vida imposible.
Habla de bastardos, de infidelidades, de sirvientes, de prácticas homosexuales, de enfermedades venéreas, de asesinatos, de alquimia, de misticismo, de conspiraciones, de lealtad, de amor, de odio, de traición, de poder, de rivalidades, etc.
Menciona a personajes históricos como Sandro Benedetto, Benvenuto Cellini, Paracelso, Carlos V y Miguel de Cervantes.
Es una novela muy recomendable. Aquí les dejo algunos extractos que tengo subrayados en el libro:
– Sostiene que los libros donde se alcanza la sabiduría son los cuerpos de los enfermos y que hay que centrar el estudio en el lecho del atacado. Y se opone a la disección. Proclama que los médicos no han tratado jamás la verdadera anatomía, que es la del cuerpo vivo, no la del muerto. «Si deseáis hacer anatomía de la salud y la enfermedad, necesitáis un cuerpo vivo.» Es lo que dice.
Era caballero y en lo referente a esas cosas me entendía directamente con Dios. Quien lleva en la sangre a cuatro papas y a dieciocho santos y beatos, no puede ser tratado como cualquiera.
Se me ocurrió que, con sólo observarla y desearla, Maerbale me estaba despojando de algo que me pertenecía porque, por el mero hecho de ser yo el duque de Bomarzo, ninguno de mi casa debía ambicionar nada sin consultarme.
No me detuve a reflexionar que lo que en verdad estaba haciendo, además de subvenir a las exigencias de mi lubricidad epicúrea, era medir mis fuerzas, demostrarme a mi mismo que el contrahecho, el giboso, era capaz, si se lo proponía, de doblegar y vencer a espíritus puros, los cuales, por sus condiciones, hubieran figurado como las conquistas más preciosas en la nómina de un profesional avezado del arte de ganar amores.
[…] y, nuevamente, a las 7 pm estaré en el Café La Rayuela. Esta vez el conversatorio será sobre Bomarzo, genial novela ambientada en la Italia del siglo XVI que narra la vida de un despiadado, amoroso y […]
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