El conferenciante dedicó su breve exposición a tres puntos de la teoría de los sueños. Los dos primeros conciernen al postulado de que el sueño sería una realización de deseos, presentando ciertas modificaciones imprescindibles del mismo; el tercero se refiere a la plena confirmación del ya formulado rechazo de las denominadas tendencias prospécticas en el sueño. Sostiene que hay motivos suficientes para aceptar, junto a los conocidos sueños desiderativos y a los sueños de angustia, que se ajustan fácilmente a la teoría, una tercera categoría que denomina «sueños punitivos» o «de castigo». Si se tiene en cuenta la justificada aceptación de una instancia particular del yo, autoobservador y crítica (ideal del yo, censor, conciencia), también aquellos sueños punitivos se adaptarían a la teoría de la realización del deseo, pues representarían la realización del deseo de esta instancia crítica. Guardarían con los sueños desiderativos propiamente dichos la misma relación que tienen los síntomas de la neurosis obsesiva, producidos por formación reactiva, con los síntomas histéricos. Una excepción más valedera a la regla de que el sueño sería una realización de deseos, el conferenciante la ve en los denominados sueños «traumáticos», como ocurren en los accidentados, pero también en los psicoanálisis de neuróticos, trayendo a luz los traumas psíquicos infantiles olvidados. Con respecto a la conciliación de estos sueños con la teoría de la realización del deseo, remitió a un trabajo próximo a publicarse, que se titulará Más allá del principio del placer.
El tercer punto de su comunicación se refiere a un estudio aún inédito del doctor Varendonck, de Gante, quien logró observar conscientemente, en amplia escala, la actividad fantaseadora inconsciente en estados crepusculares (llamada «pensamiento autístico» por dicho autor). En el curso de dicho estudio se demostró que también la previsión de las eventualidades del día siguiente, la preparación de intentos de solución y adaptación, etc., cae plenamente en el dominio de esta actividad preconsciente, que es también la productora de las ideas latentes del sueño, de modo que, como el conferenciante siempre ha afirmado, nada tiene que ver con la elaboración onírica.
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Anotaciones en el diario personal de Sigmund Freud, 1920.