“La vida está llena de sufrimiento” decía Siddartha y es una de las ideas fundamentales del budismo. Desde el momento de la concepción, el ser, es lo suficientemente viejo para morir. Todo sufrimiento es pasajero al igual que como pasa una tormenta o una enfermedad, bien dicen: «no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista».
Cuando estamos conscientes de un apuro, la premura por resolverlo se agudiza y nos lleva a tomar acciones-decisiones cuasi-inmediatas para darle una pronta respuesta de acuerdo a la urgencia que representa y que puede asegurarse que tendrá un valor variable.
Supongamos que usted ha sido víctima de la picadura de una mamba negra en su antebrazo izquierdo, se sabe que la única manera de evitar la muerte en la mitad del desierto es la amputación directa e inmediata, supongamos que disponemos de un machete, usted seguramente avalará la amputación de su miembro, a esto se le conoce como Principio de conservación de la vida. O lo que es lo mismo en buen cristiano: nadie se quiere morir (ni los EMO).
Volviendo al inicio de este post si la vida es sufrimiento podríamos sustituir una palabra y reformular el Principio al final del párrafo anterior como Principio de conservación del sufrimiento.
En síntesis y en buen salvadoreño, AL MAL PASO DARLE PRISA. En este sentido quiero exponer algo en lo que he estado pensando últimamente y he llamado Principio natural de autodestrucción y que explico a continuación:
Si la vida es sufrimiento el ser humano busca hacer que ese sufrimiento desaparezca cuanto antes: ésa, mi queridísimo lector, es una intrucción de destrucción de vida, pero si existe una fuerza que te impulsa a conservarla debe existir un equilibrio entre ambas. Entonces pues, día a día nos destruimos y conservamos infinitas veces, ocasionando un desgaste de la energía en la materia y en lo etéreo, hasta que morimos, hasta que nos destruimos, hasta que nos transformamos.
Principio natural se entiende porque es una reacción que proviene del inconsciente y que aparentemente tiene motivos obvios: Nos destruimos para no sufrir y, paradójicamente, mientras más sufrimos más nos destruimos.
Explicándolo un poco y sin tanta palabrería lo asumo como una justificación de muchas cosas: por eso nos gusta el alcohol, por eso fumamos, por eso hacemos ejercicio, por eso nos reímos, por eso nos enfermamos, por eso trasnochamos… por eso nos enamoramos… para autodestruirnos através de nuestra naturaleza emocional-pensante y lo llamamos «búsqueda de la felicidad», está demostrado que el mejor escondite para algo a buscar es el no existir, solo así puede ser no encontrado y por lo tanto la búsqueda nunca terminar, yo me entiendo.
El propósito de que todas estas cosas nos gusten o nos disgusten tanto es el ajuste invisible del balance destrucción/conservación que sufrimos sin notarlo, algo parecido al nivel de éxtasis causado por la adrenalina que provocan nuestros estados emocionales sometidos bajo ciertas condiciones extremas.
La ternura es uno de los sentimientos más increíbles, personalmente pienso que el amor se remite a encontrar a alguien tan tierno que está dispuesto a autodestruirse en pareja, una especie de conmiseración grupal que denominamos intimidad (o matrimonio), somos altamente susceptibles a la ternura, o agradecidos (para no herir susceptibilidades de macho).
La reproducción no es más que asegurar la continuación transgeneracional del sufrimiento, por lo tanto resulta muy atractiva la idea de que la vida es la enfermedad de transmisión sexual más exitosa de la historia.
La asimilación de la muerte escapa a nuestro destino, llevándonos a explorar una dimensión desconocida que altera toda realidad per se y por eso la idea desde tiempos antiguos de vencerla y ser inmortal ha seducido el pensamiento de diferentes culturas bajo la figura del conocimiento pleno. Incluso las religiones han surgido en torno a la mística de la muerte, pero de eso hablaremos posteriormente.
Es un surrealismo existencial porque no es que le temamos a la muerte, lo que pasa es que amamos la vida porque es lo único que conocemos. Piense en un familiar que haya fallecido, pregúntese si esa persona lo amaba, pregúntese por qué no ha regresado del más allá, ¿se olvidó de usted?… imagine por un momento que dondequiera que esté la energía de esa persona, no ha regresado porque está esperando por usted, como se lo he dicho a mis amigos «quizás es tan vergón estar del otro lado que nadie vuelve».
¿Qué podríamos decir en este contexto sobre el impulso del suicidio?… es material para otro post, pero ahí se las dejo.
Basta con que se fijen hacia dónde va el mundo.
Y como decía mi tío Albert:
HAY DOS COSAS INFINITAS: EL UNIVERSO Y LA ESTUPIDEZ HUMANA.
Hasta luego.
Sin duda aqui se responde a una cuestion clave , ¿porque el hombre se autodestruye? , para acabar con el sufrimiento , es este un pensamiento preclaro..
Pero que causa el sufrimimiento al hombre.En mi opinión la conciencia de que se va a morir.
La muerte por naturaleza es imprecedecible , no tiene arreglo y causa dolor,Podriamos decir que es terrible , tremenda y fatal para el hombre.
Este sufrimiento no depende de las acciones del hombre y se produce inevitablemente.
Y es que la libertad tiene un precio , en tal caso renunciar al sufrimiento significa renunciar a la libertad, cosa imposible.
Llegaremos pues a la conclusion absurda de que el hombre se autodestruye porque quiere ser libre.
Un saludo
Javier
Interesante reflexión.
Respecto a Javier:Yo pienso que el hombre se autrodestruye por varios motivos.Quizas ser libre es uno de ellos pero pienso que el motivo principal es el placer.
comentarios ricos se presentan en esta seccion. es un placer saber sobre este todo.