Ya no recuerdo cuándo fue que conocí a Nicho Hinojosa, solo recuerdo que estaba lloviendo a mares después que salió de grabar un programa, a la mitad de la tarde, entonces, en lo que llegaba su transporte nos pusimos a platicar en esas sillas feas donde se consumían cientos de cigarrillos todos los días. El estaba ahí sosteniendo su guitarra y apoyando el pie en un pequeño poste. Hablamos de la piratería, de cómo las oportunidades llegan a la vida, de los desencantos, de la sencillez y de la humildad que hay que tener para que la fama y el dinero no te entorpezcan como persona ni te hagan olvidar lo que sos.
Me dijo una frase que siempre tengo presente, me dijo «el amor llega con el tiempo». Yo, Rafael Monge, sigo esperando a que ese amor llegue a mi vida.
Cuando bajó un poco la lluvia, el chofer llegó, nos dimos la mano y se fue llevándose consigo ese acento regiomontano que me hacía imaginar con gracia a Don Eugenio Garza Sada.
Dionisio: Si leés esto, un abrazo y te reitero mi admiración. Saludos.