La intención del presidente mexicano Felipe Calderón de abrir las puertas de Petróleos Mexicanos (PEMEX) al capital extranjero representa la maniobra política más arriesgada de su carrera tanto para él como para su partido (PAN). Calderón está decidido a modernizar la estatal petrolera recurriendo a concesiones y asociaciones, lo cual para muchos sería un atropello a la Constitución ya que – según dicen los expertos- ésta lo prohíbe expresamente y sin lugar a otras interpretaciones.
Ese trampeo o manoseo – como ya comenzó a llamarlo la opinión pública- busca la aceptación de la población a la medida por medio de una campaña mediática que hace ver a PEMEX como una empresa sin recursos financieros y altamente ineficiente que no cuenta con la capacidad de invertir en la exploración y la explotación del recurso fósil y que hará que la emrpesa pierda competitividad a nivel mundial hasta volverse obsoleta.
Mi opinión es que PEMEX es una empresa atractiva para hacer mucho dinero si se privatiza, porque eso no es más que una privatización disfrazada y adornada con muchas chongas, y seguramente hay muchos interesados en que eso ocurra. PEMEX necesita transparencia, necesita estar libre de corrupción. La corrupción es el gran cáncer de latinoamérica y México es un abanderado por excelencia. Falta querer hacer las cosas bien.
Interesante tema, aunque habría que contrastarlo desde la óptica del contraperiodismo. Me pregunto qué diría Felipe IV a esto. Le voy a decir que se de una vuelta por acá.