Alcohólicos Anónimos: Terapia de grupo

Luego de mi hepatitis en el año 2000 comencé a asistir a un grupo de Alcohólicos Anónimos, el día que me inicié fue el día que mi hermano se fue para Suecia, fui con Bónachon.

Cuando sos muy fiestero y muy aficionado al alcohol – como lo era yo a los 18 años- escuchar que los doctores te dicen que la recomendación médica para la convalecencia y recuperación efectiva del hígado era dejar de beber por lo menos un año, no cae muy en gracia que digamos pero tampoco era el fin del mundo.

Ya había pasado por todo aquello – y no quería volver a vivirlo- y mis planes en cierta manera se habían modificado un poco, tenía otros intereses, otras prioridades y otras cosas en mente, entonces no fue tan traumático y dije que un año pasaría rápido. Llegué al grupo teniendo seis meses sin beber una tan sola gota de alcohol. Comencé a asistir a las sesiones del grupo que seguía la línea tradicional (y no la famosa del Dr. Ayala) y de entrada me gustó cómo eran: uno llegaba y saludaba a los otros compañeros, había una tribuna, un moderador y se daba la palabra a quienes lo solicitaban, el compañero abordaba tribuna y comenzaba a contar sus experiencias actuales de cómo era su vida en abstinencia, lo que sentía, lo que le preocupaba, también contaba sus historias de cuando era bebedor, sus desgracias, sus fracasos, etc. Era un ejercicio de reflexión increíble.

Creo que sesionando escuché muchas de las mejores frases que he escuchado hasta hoy. No hacía falta ser un gran orador, ni tener títulos académicos, había intervenciones de todo tipo tan variadas como aquellos que las compartían.

Las sesiones duraban 2 horas y eran todos los días. No puedo decir que hice amigos allí, uno no puede fiarse de cualquier gente, pero me llevaba bien con la mayoría que por mi juventud desacreditaban que yo tuviera problemas de alcoholismo. De alguna manera tenían razón, yo estaba allí para tenerle respeto a Don Güaro.

Aunque asistí por casi tres años nunca celebré un aniversario y poco a poco fui perdiendo el interés, mi asistencia era cada vez más irregular hasta que simplemente dejé de ir, llegó un momento en que sentí que el grupo ya no me aportaba nada nuevo, además yo me sentía muy bien.

A los meses, comencé a beber por una decepción amorosa, me decía a mi mismo que me sentía ready para controlar mi ingesta de alcohol, yo siempre he creído que la vida es balance, que todo se trata de encontrar el equilibrio. Muchas cosas pasarían en mi vida desde entonces.

El aterrizaje que quiero hacer al traer este tema, es que realmente esta clase de grupos que recurren a la terapia grupal para la resolución de problemas indivuales de autocontrol son esfuerzos loables y cada quien los tiene de manera muy personal, muy propios. Burlarse de ellos solo demuestra la ignorancia y la pequeñez cerebral de quien hace esa clase de señalamientos.

Puedo decir personalmente que AA me ayudó a identificar algunos aspectos que debo mejorar en mi mismo, en mi carácter, en mi comportamiento, etc. Uno tiene un mejor criterio de la realidad a través de la experiencia de otras personas. AA es un buen trip.

Si alguien tiene problemas de alcoholismo le recomiendo que se acerque a algún grupo de AA, que allí le van a ayudar, que no les dé pena ni verguenza.

Las iglesias están hechas para aquellos que tienen problemas de fe. AA está hecho para aquellos que tienen problemas con el alcohol.

Talvez nunca lo han notado porque no se han dado cuenta de que necesitan ayuda pero hay grupos de AA por todas partes.

Aquí les dejo los 12 pasos de Alcohólicos Anónimos, échenle ojo siquiera por cultura general.