¿Qué pasó con las máquinas tragamonedas?

En un país como El Salvador, donde existe un alto índice de desempleo, empleos informales y subempleos, ingresos económicos bajos, un nivel educativo mediocre y en donde gran parte de la población se levanta cada mañana para irse a la rebusca eterna, es comprensible que la posibilidad que ofrecen los juegos de azar de bajo costo como las máquinas tragamonedas para ganar algún dinero extra se hayan vuelto un fenómeno social en cada esquina gracias a la inversión de grupos de empresarios chinos y taiwaneses que aprovecharon esa oportunidad de negocio.

El problema es que junto con estas máquinas queda al descubierto la falta de una regulación clara dentro de las normativas legales para brindar seguridad jurídica en el derecho de la propiedad y ha ocasionado una serie de litigios mercantiles y otros tantos de responsabilidad civil.

Parte del fenómeno social que han causado estas máquinas tragamonedas es la de propiciar ambientes de vagancia donde hay comercio y consumo de drogas y por ende, violencia.

Más allá de las acusaciones que se le hagan a estos establecimientos el problema tiene un origen y aun no se determina sobre quien o quienes recae la responsabilidad: si sobre quienes mintieron en la documentación de importación para introducir estas máquinas al país o si los agentes aduanales se hicieron los del ojo pacho para permitir la introducción de las máquinas o si la ley misma es la que se presta a interpretaciones arbitrarias que de manera deliberada los agentes junto con los interseados utilizaron para formar un triángulo virtuoso que les permitió beneficiarse a todas las partes involucradas.

Tras los decomisos de más de 386 máquinas en diferentes puntos del país y luego de varios meses, aun hay muchos de estos activos que siguen decomisados y en proceso judicial. Estas empresas propietarias de las máquinas las colocaban en establecimientos bajo figura de arrendamiento o bajo una figura de utilidad compartida entre el dueño de la máquina y el dueño del local. Me consta que estas empresas de maquinitas generaban una gran cantidad de empleos y comercio, por ejemplo los pick up que compraron a Grupo Q y Didea, los repuestos en tiendas de electrónica, computadoras, muebles de oficina, alquileres de casas, paquetes corporativos de telefonía celular, etc. Por supuesto que eso está bien, así es como funciona toda empresa.

¿Se acuerdan del intento fallido para cerrar y prohibir los casinos en el país?

Ya veremos qué resulta de todo esto, para mientras aquí les dejo una nota más completa.