Libro del mes pasado

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El monje que vendió su Ferrari
Robin Sharma

Hace algún tiempo cuando recorría los estantes de Editoriales La Ceiba en la sucursal de Metrocentro encontré un libro que me llamó la atención porque el título en cierta forma tenía que ver con mi apellido y con la marca de una famosa escudería de automóviles que se ven en las carreras de Fórmula 1. Lo cogí y comencé a leer la contraportada, decía algo que tenía que ver con el éxito, felicidad y dinero. Resolví comprarlo. Esa vez fue cuando le regalé a Doofus el popular libro de Robert Kiyosaki que él me había comentado que quería leer: Padre Rico, Padre Pobre.

El libro pasó a la lista de espera de ejemplares que aguardaban en la cabecera de mi cama. Pasados algunos meses cuando le llegó el turno había yo perdido el interés y comencé a leerlo casi que «por gusto» – como decía el profesor Rudy Menjívar en las clases de letras en el baccalaureato-.

Poco a poco fui avanzando en la lectura me convencí de que valía la pena leerlo aun cuando he considerado casi toda mi vida que los libros de autosuperación o autoayuda son para gente débil y sin carácter o que no encuentran cosas más importantes que hacer con sus vidas y se la pasan esperando a que algún autor les adoctrine sobre felicidad, plenitud, éxito y todas esas cosas que las personas generalmente carecen en algún momento determinado: gente que busca respuestas.

La historia de Julián Mantle me hizo reflexionar en si realmente el dinero es la felicidad o si la compra ya hecha. La vida holgada tiene que ver con aspectos que van mucho más allá de las cosas materiales y necesariamente tiene que ver con la espiritualidad del ser.

¿Qué es lo que necesitamos? ¿Por qué deseamos lo que no tenemos? ¿Es la felicidad un estado pasajero o permanente? ¿Qué significa haberlo logrado todo en la vida? ¿Por qué cambiamos hasta que ocurre alguna desgracia?

El superabogado todopoderoso, un winner legítimo.

Cuando conocí a Cristina de León y luego de haber hablado con ella aquella noche que cenamos en Hacienda Real me di cuenta de que si bien ella no tenía un Ferrari, atravesaba una etapa de decisiones en su vida. Le regalé el libro. No sé si lo habrá leído pero me gustaría saber cómo le ha ido, llevo años sin verla. Espero que esté bien.

Lean el libro y me vienen a contar qué les pareció.

Saludos y que tengan un feliz marzo.

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