Icq: Un viejo recuerdo de antaño

Icq es un famoso mensajero instantáneo que brilló sus luces de gloria a finales de los años noventa. Yo lo utilicé mucho por aquella época con su característico sonido de alerta cuando se recibían mensajes o cómo olvidar el sonido de la máquina de escribir a medida que se iban tipeando los caracteres en la ventanita.

Icq es sin lugar a dudas el abuelo de todos los mensajeros actuales, su motor de búsqueda de contactos era muy poderoso (el motor de Skype me lo recuerda muchísimo) una vez incluso conocí a una chera por Icq y quedamos de salir. Fuimos a Cinemark de Merliot.

El programa cliente de escritorio tenía muchos servicios y variedad de opciones altamente personalizables. Uno de sus defectos/virtudes era que proveía mucha información de los contactos y si uno estaba aburrido podía encontrar personas conectadas en ese instante para poder chatear.

Quizás Icq tuvo la oportunidad de monopolizar el servicio de mensajería instantánea por internet y comerse a los más chiquitos que eran apenas unos «mensajeritos». No sé en qué fallaron, sería interesante analizar las variables que imposibilitaron esa faena.

En lo personal, una de las cosas que más me molestaban de Icq era (es) la socadencia de los programadores-administradores del sitio para impedir que al olvidar el icq# o el password pudiera recuperarse dicha información teniendo obligadamente que crear otra cuenta para poder utilizar el servicio nuevamente, esto hacía perder la lista de contactos.

Mi número ICQ es 42889806, lo recuerdo perfectamente. Durante varios años dejé de utilizarlo y una vez hace algunos meses me dio nostalgia, años atrás recuerdo que había intentado sin éxito introducir mi password, y fallé nuevamente. Sin embargo, un día caminando por la calle súbitamente me acordé del famoso password y no aguantaba por probarlo en la página. En cuanto pude lo intenté y funcionó!… jejeje.

Para que no se me olvidara la contraseña decidí ponerle una más fácil (pensé entonces en escribir este post pero siempre lo postergué). La historia es que hace un par de semanas intenté acceder otra vez y adivinen… ¡no me acuerdo de mi puto password!

Bueno, no importa. Creo que los que conocimos Icq hace una década van a comprender la nostalgia de la que hablo en este post: cuantas horas escribiendo frente a esa pantallita.

Saludos y abrazos.