Están vacíos mis días sin esa gota de encanto,
ya no coinciden las agujas del reloj,
y ese intervalo que es verdugo entre los dos
pues la distancia insoportable.
Si soñara a encontrarte
entre unas hojas de maple
fotografiando su más frágil expresión,
ordenarías por tamaño y color
algunas fotos de mi alma.
No tengo nada que darte,
la realidad me ha vencido,
nadie es culpable de esta absurda situación,
pero la vida y su casual composición
pinta unos sueños tan reales,
cae el sol y no encuentro tu voz,
mis manos son testigos de este triste corazón,
la luna siempre está, sigue esperándonos,
sería un gran refugio un buen lugar para los dos.
Cuando te aborde el hastío y las cenizas pasadas,
hoy no hay ya tregua entre el sentido y la razón.
Abre un archivo dentro de tu ordenador
cuya extensión sea punto alma,
no tengo nada que darte,
la realidad me ha vencido…