Y se fue la Yamaha RGX-121D

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Hace unos días que estoy trabajando en el apego que tengo a ciertas cosas que en algún momento de mi vida fueron objeto de pasión. He estado botando un montón de papeles del colegio y de la universidad, quitando de mi vista todo lo que me hace recordar etapas de mi vida que ya pasaron y que voy a guardar en la memoria por siempre, algunos de ellos muy gratos y amenos, otros no tanto.

El apartamento donde vivo es muy pequeño y necesito el espacio para otras cosas que van llegando, principalmente para las de mi hijo de seis años. Por supuesto que es un poco difícil vencer esa barrera metal que va ligada con las emociones pero la felicidad en la vida se trata de tomar decisiones que van procurando cierto bienestar en esa búsqueda de prosperidad.

Es así que decidí vender mi guitarra Yamaha Signature Series Dean Markley NickelSteel Electric RGX-121D y quería asegurarme que en su nuevo hogar alguien podría darle el uso que se merece y brindarle a su nuevo dueño cuando menos las mismas alegrías e instantes de felicidad que me dio a mi en su momento.

Mi estrategia fue publicar un anuncio en OLX Clasificados gratis y esperar que alguien me llamara para identificar en la conversación si era digno de llevarse a «mi rojita» de su lado.

Sin mucho esfuerzo se fue y mi relación con ella acabó, físicamente, se fue. Se fue al lado de un contador público de más o menos mi edad que está dando el salto de lo acústico a lo eléctrico. Me pareció una buena persona, sincera y con muchas ganas de entrarle de lleno a la Yamaha. Bien por él y bien por mi. Saben, no me sentí triste.

Encontré también cuadernos y exámenes del colegio y de la universidad, aquellas cosas que me parecieron más relevantes antes de romperlas y botarlas las escaneé para conservarlas en digital, con eso que está de moda almacenar en «la nube», más de alguna de esas cosas me hizo sonreír y acordarme de muchas experiencias.

Lo yuca fue cuando encontré algunas cartas, notas y tarjetas de mis amoríos de la adolescencia, se puso un poco difícil hacerme la idea de deshacerme de ellas pero después reflexioné y me cayó el veinte que las habré visto dos o tres veces en los últimos cinco años, que no eran nada relevantes, nada de eso iba a revivir en mi corazón y que algunas hasta ya estaban felizmente casadas o viviendo en el extranjero lejos de cualquier vínculo cercano a mi realidad. Además, ya ninguna me gustaba jejeje… (Consuelo del tonto)

Estoy tratando de mejorar este pequeño lugar en el que vivo que me gusta mucho, muchísimo. Quiero hacerlo más acogedor y más cómodo y eso, mis queridos amigos y amigas, necesita espacio. Ese espacio me lo estaba robando mi pasado. ¿Y ustedes, de qué cosas se tienen que librar?

Saludos a tod@s desde dondequiera que lean estas líneas.

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