Desde que era adolescente me gustaron mucho las cosas electrónicas, al principio solo podía ver los dispositivos en las tiendas y en las publicaciones de los periódicos o en la televisión, podía buscarlos por internet y obtener más información, verlos en videos de Youtube e incluso travesearlo si algún amigo mio lo tenía ya sea comprado o que algún familiar se lo enviara de los Estados Unidos.
A medida que fui teniendo ingresos con mis primeros empleos pude ir adquiriendo algunos sin mucha determinación porque realmente no quería gastar mi dinero en artículos que yo sabía que en muy poco tiempo iban a quedar obsoletos ya que cada tres o cuatro meses el auge tecnológico sacaba al mercado artículos con nuevas y mejores prestaciones, más sofisticados, etcétera. Es posible que alguien no comprenda estas líneas pero al inicio de los años 2000 era impensable que un teléfono celular tuviera una pantalla a colores o que pudiera escucharse música en ellos, menos tomar fotografías.
Las computadoras portátiles poco a poco fueron haciéndose más compactas o delgadas, con una resolución espectacular en los paneles LCD, diferentes tipos de hardware para el cursor o el ratón, fue toda una sensación.
Esa vorágine tardó un poco en llegar a otros electrodomésticos de mayor consumo pero finalmente llegó a las pantallas de televisión que a pesar de que la calidad de la imagen era buena el atributo que más resaltaba como una gran novedad era el aspecto en su diseño plano y que entonces podían colocarse en las paredes de la casa como si fueran un cuadro colgado ahorrando espacio, era lo que la familia valoraba pero en realidad y comparado con las pantallas de hoy en día seguían siendo muy gruesas o anchas y hasta pesadas. De nuevo – e insisto-, comparado con la tecnología de hoy a esos «plasma» les faltaba definición. Luego los reproductores de DVD, que la computadora podía quemar o grabar copias personalizadas de música o películas o información para la laptop, el dvd player o el estéreo del carro al que también ya le podías meter memorias usb o tarjetas SD.
Tener toda tu música en formato digital exigió que mucha gente pasara horas y horas descargando sin restricción, editando etiquetas ID3, buscando y personalizando covers de discos y compilaciones personalizadas para luego pensar en cargar toda esa música en una cosa llamada iPod y más actualmente en los teléfonos celulares. Millones y millones de Gigabytes de almacenamiento es lo que circula por alli en cada mano, en cada bolsillo, en cada maletín.
Las consolas de videjuegos también escribieron su propia historia y aquella famosa frase de «chipeado» para jugar «juegos quemados» marcaron una época. Dispositivos como los Tamagotchi con tecnología simple y un concepto de avanzada en entretenimiento evolucionaron en complejas aplicaciones para sistemas operativos robustos y escalables en teléfonos inteligentes y tabletas con cámaras para capturar videos en HD y fotografías con un sin número de filtros, gps, todo ello conectado a la nube y una actividad social-virtual que no se detiene ni un momento.
Comprendí que la tecnología tiene su utilidad y que algunas cosas no valen su precio, para mi los gadgets son siempre atractivos e interesantes y que solamente algunos, los muy buenos y por lo general los más costosos, son los que duran más tiempo porque su vida útil fue pensada para no más de 24 ó 36 meses (salvo raras excepciones).
Más que la tecnología actual ahora me llama la atención las cosas que tendremos en 10 o 15 años.
Cuiden su dinero… Gadgets van… Gadgets vienen.