Ha fallecido ayer mi queridísimo maestro de microeconomía el Dr. Daniel Wisecarver. Académico brillante, amable, gentil, divertido y extraordinario. Graduado con honores de la Universidad de Chicago, cuna de premios nobel de economía. Uno de los llamados «Chicago Boys» en la era de Pinochet y colaborador cercano de la transformación económica que ocurrió después en ese país. Investigador, asesor y analista en temas de hacienda pública, subsidios y otros impuestos para Guatemala y El Salvador. Catedrático destacado, formador de formadores en las mejores universidades de Latinoamérica y escultor intelectual de muchos funcionarios públicos. Le admiré siempre. Nunca voy a olvidar de cuando me pasó a la pizarra en una clase sobre «Costos y Beneficios Sociales» y fui el hazmerreír porque no pude responder correctamente la pregunta que me hizo, estrelló su cabeza contra la pizarra y se le cayó el cigarrillo, luego extendió abiertamente sus brazos con frustración y exclamó enérgicamente su frase «¡DA LO MISMO!» (para asombro de todos) con ese acento gringo suyo tan característico que tenía.
Cuando lo visitaba en su oficina recuerdo tres cosas: 1) Siempre estaba en la PC y decía «Un momento por favor, estoy ocupado» y cliqueaba compulsivamente los botones del mouse; 2) A los pocos minutos te hacía pasar y cuando uno miraba el monitor caías en cuenta de que estaba «ocupado jugando solitario» en Windows. Después de que uno tomaba asiento él se echaba para atrás en el respaldo, reclinaba su silla y juntaba sus manos entre dedos y te escuchaba atentamente. Era una suerte de psicoterapeuta; 3) Tenía en la pizarra de corcho de su oficina una tira cómica sobre la comparación de los marcadores deportivos de fútbol, fútbol americano y basketball porque él era un amante del basketball y mientras más puntaje hay en un deporte es menos aburrido – decía-. También habían caricaturas de Mafalda.
Gracias por todo lo que me enseñaste o al menos por todo lo que logré aprender de ti mi querido Dr. Wisecarver. Sé que muchos de mi generación comparten mi sentir. Sirvan estas letras para honrar la memoria de lo que fue tu vida y por todo tu amor a este país.